“PRUDENCIA AL HABLAR”
“Cuando se tiene corazón, se tiene todo”.
La anterior era una frase que siempre se le escuchaba
pronunciar a Mazarino, un reconocido cardenal italiano,
quien vivió a comienzos del siglo pasado.
Siempre se dijo que este religioso tenía más atrevimiento
en el corazón que en su propio genio. Y la verdad fue un hombre
grande que nunca se dejó abatir, ni siquiera por el destierro al que fue expuesto.
Él se atrevía a darle uno que otro “truquito de belleza”
a la persona que decía sentirse fea…Sobre el particular, Mazarino
argumentaba que para conseguir unos labios atractivos, se deben
pronunciar palabras de ternura; para conseguir unos ojos preciosos, se
debe buscar lo que hay de bueno en la gente; y para conseguir una
silueta esbelta, hay que compartir su comida con los que pasan hambre.
Además, para conseguir un cabello bonito, debe dejar que a diario un
niño pose sus manos sobre su cabeza. Según él, “la belleza de una
persona no está en los rasgos de su cara; su verdadera belleza se refleja en el alma”.
Afirmaba que hay una cosa que embellece más que los cosméticos:
¡la prudencia al hablar!
Usted debe medir el alcance de sus palabras para que no se sienta
culpable o triste por lo que sus expresiones provocan. Puede ser que
luego de contar un chisme, le quede el sinsabor de haberse
desacreditado usted mismo.
Fuente:Vanguardia .com