La primera dama llevó ayer, en la llegada de Francisco I a México, un atuendo en color blanco, el cual sólo se les permite portar a las reinas católicas.
La primera dama rompió el protocolo al vestir de blanco frente al Papa
Ayer por la noche, el presidente de México y su esposa Angélica Rivera se encargaron de recibir al Papa Francisco I en el aeropuerto de la Ciudad de México. Sin embargo, fue durante este acto oficial que la primera dama rompió el protocolo de vestimenta para una esposa de un funcionario público al encontrarse con el sumo pontífice.
Y es que según el protocolo, sólo las reinas católicas pueden vestir de blanco frente a su Santidad, algo que se denomina como ‘Privilège du blanc’. Es decir, sólo mujeres de la realeza como Letizia de España, Matilde de Bélgica y María Teresa de Luxemburgo pueden presentarse así frente al Papa. Esto en señal de agradecimiento por parte del Vaticano en la ayuda de evangelización que ha recibido de estos reinos en la historia.
De hecho, en sus anteriores encuentros con Francisco y en su tiempo con Benedicto XVI en el Vaticano, Angélica Rivera había lucido atuendos de encaje en color negro y velo que cubría su cabeza, algo totalmente diferente a lo que portó ayer.
Angélica Rivera y sus hijas en su visita con el Papa.
El outfit en esta ocasión estuvo a cargo del diseñador Benito Santos, un favorito tanto de ella como sus hijas y Anahí, primera dama de Chiapas, quien también se reunirá con el Papa cuanto éste visite dicho estado.
El diseñador agradeció en redes sociales el haber sido elegido por Angélica Rivera para tal suceso. “Señora Angélica. gracias por tenernos presentes, mi equipo de hombres y mujeres mexicanos agradecidos de acompañarla en estos eventos tan importantes”, publicó junto a una foto del abrigo blanco bordado que cubría el vestido del mismo color de la primera dama, el cual complementó con high heels blancos, medias y el pelo suelto.
Para las esposas de presidentes y funcionarios públicos, es recomendado utilizar colores oscuros, de preferencia negro, y sin diseños o estampados cuando se encuentran frente al máximo líder de la iglesia católica, ya sea en audiencias privadas o actos oficiales como el de ayer.