El republicano leerá los informes como gesto de cortesía presidencial para que los potenciales sucesores se familiaricen con las amenazas a la seguridad nacional
07.05.2016 – 16:40 H.
El presunto candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, ha dicho estar deseando echar un ojo a los informes secretos de inteligencia que le corresponderá leer como nominado. Es una vieja tradición, un gesto de cortesía presidencial para que los potenciales sucesores se familiaricen con las amenazas a la seguridad nacional y lleguen al despacho oval con los deberes hechos.
El problema es que Donald Trump genera dudas de protocolo. El magnate ha sido criticado por demostrar escaso conocimiento del paisaje internacional, ignorar los nombres de grupos considerados terroristas, insultar al vecino México, expresar admiración por adversarios como el presidente ruso, Vladímir Putin, y proponer medidas que atentan abiertamente contra la legalidad internacional, como restaurar la tortura o bombardear a las familias de los terroristas.
A parte de la comunidad de espías no les gusta la idea. El exanalista de la CIA Aki Peritz escribe que Trump es “un hombre sin filtro” y que “separar sus pensamientos de sus declaraciones públicas nunca ha sido su fuerte. Ha tuiteado cosas dudosas, a veces falsas, que lee en internet; ha vociferado estadísticas de delincuencia falsas e incluso no tiene problema en citar a Benito Mussolini (…) Así que, ¿cuáles serían las consecuencias si Trump revela algo clasificado en la campaña?”.
El millonario también despierta dudas morales en la oposición y en su partido. “No se pensaría dos veces tomar información clasificada y hacerla pública si pensase que serviría a sus objetivos políticos”, dijo el senador de Connecticut, el demócrata Chris Murphy, que acusó al magnate de no tener “una base ética y moral”. En las últimas horas, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, el conservador de mayor rango, dijo no estar “preparado” para apoyar a Trump, igual que los dos expresidentes republicanos vivos: George H. W. Bush y George W. Bush.
A diferencia de los otros candidatos, Trump nunca ha tenido cargo público alguno. Hillary Clinton fue secretaria de Estado y Bernie Sanders, como senador de Vermont, tiene acceso a material clasificado. Los candidatos sin experiencia política son una rareza. El último aspirante que se presentó sin haber tenido cargo público fue Dwight Eisenhower en 1952; había sido militar. Concretamente, comandante supremo de los aliados en Europa durante la segunda guerra mundial.