Durante su primer embarazo, Kim sufrio de Placenta Accreta, por lo mismo Nori nacio 5 semanas prematura y si esa condicion le regresa esta vez, enfrenta la posibilidad de una histerectomia
Placenta accreta
Se denomina placenta accreta a una excesiva adherencia de la misma a la pared uterina. Causa hemorragia vaginal, y puede incluso precisar una histerectomía, por lo que detectar el problema a tiempo es vital.
En ocasiones, la placenta se adhiere excesivamente a la pared uterina. Esto es muy poco frecuente y sucede, aproximadamente, en 1 de cada 2.500 embarazos. En el 75% de estos casos, la placenta se adhiere al miometrio (cubierta muscular del útero) y se denomina placenta accreta. La placenta increta y percreta (menos comunes) penetran a mayor profundidad en el músculo uterino o en la pared uterina. La placenta percreta se puede expandir a otros órganos próximos, como la vejiga.
Este trastorno frecuentemente es asintomático, excepto si está asociado a placenta previa, por lo que no se suele detectar hasta el momento del parto; sin embargo, puede presentarse una hemorragia vaginal durante el tercer trimestre del embarazo, y se diagnostica mediante un examen por ultrasonidos.
El parto en las mujeres que sufren este problema suele ser prematuro, mediante cesárea. Tras el nacimiento del bebé, la placenta accreta no se separa totalmente del útero, lo que puede llegar a provocar una peligrosa hemorragia, por ello es preciso extraer este órgano quirúrgicamente y, en la mayoría de los casos, se debe realizar también una histerectomía (extirpación del útero).
Si tu deseo es tener otro hijo y te han podido diagnosticar a tiempo la placenta accreta –esto se puede hacer mediante una prueba de ultrasonido, o una resonancia magnética– se puede intentar salvar el útero mediante un procedimiento quirúrgico, aunque no siempre es posible, o seguir el tratamiento conservador que consiste en dejar la placenta en el interior del útero para que el organismo la reabsorba.