Hablemos de sexo.
By… Frauky Jiménez Mazo
Imaginen esta escena, por cierto, si la están viviendo no les va a ser difícil: llega la esposa a su casa, un largo día de trabajo, está cansada, la hija pequeña se le acerca y solo grita: “mami, mami, mami…”. Linda mi hija —piensa ella—, pero ya no más “mami, mami”, ¡¿qué quiere?! Estoy cansada. La señora está como una olla a presión…. y bueno… llega el esposo, él sigue la rutina de siempre, no nota que la esposa ha tenido un mal día, él se recuesta en su cama cómodamente, está complacido, pues va empezar el partido de fútbol, y en ese momento escucha a su esposa: ¡Ayúdame! ¡Mi vida es un infierno!
¿Qué pasa con la esposa? ¿Por qué reacciona así? Un mal día cualquiera lo puede tener. ¿Quién entiende a las mujeres? Pero, ¿realmente qué le pasa a ella?
Muchas de las discusiones de las parejas se desencadenan por frustraciones acumuladas en la relación y salen a la luz con cualquier incidente del día, como el trabajo, los hijos o la pareja.
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