CAPITULO 1 (3).
—¿La tienda?
—La tienda de tatuajes donde trabajo.
—¿Eres tatuador ahora?
Sonrió, un hoyuelo profundo apareció en el centro de su mejilla izquierda. —Sabía que nos habíamos visto antes.
—No lo hemos hecho. —Me volví para ver a las mujeres en la pista de baile, riendo, sonriendo y mirando a Travis y Megan jodiendo de pie. Pero la segunda canción terminó, él se fue y se dirigió directamente a la rubia que reclamó la propiedad sobre la mesa. A pesar de que había visto a Travis pasando sus manos por toda la piel sudorosa de Megan dos segundos antes, ella sonreía como una idio**, esperando ser la siguiente.
Zayn rió una vez. —Ese es mi hermano pequeño.
—Yo no lo discutiría —dije, sacudiendo la cabeza.
—¿Fuimos juntos a la escuela? —preguntó.
—No me acuerdo.
—¿Recuerdas si fuiste a Eakins en cualquier momento entre el preescolar hasta el duodécimo grado?
—Lo hice.
El hoyuelo izquierdo de Zayn se hundió en cuanto sonrió. —Entonces, nos conocemos.
—No necesariamente.
Zayn rió de nuevo. —¿Quieres un trago?
—Tengo uno en camino.
—¿Quieres bailar?
—Nop.
Un grupo de chicas pasaron, y los ojos de Trenton se centraron en una. — ¿Esa es Shannon de Economía Doméstica? Maldita sea —dijo, girando ciento ochenta grados en su asiento.
—De hecho, sí es. Deberías ir y recordar el pasado.
Zayn negó con la cabeza. —Nosotros recordamos la escuela secundaria.
—Recuerdo. Estoy bastante segura de que aún te odia.
Zayn negó con la cabeza, sonrió, y luego, antes de tomar otro trago, dijo: —Siempre lo hacen.
—Es una ciudad pequeña. No deberías haber quemado tantos puentes.
Bajó la barbilla, su famoso encanto subiendo a un nivel experto. —Hay algunos que no he encendido a fuego lento. Aún.
Puse los ojos en blanco, y él se rió entre dientes.
Reagan regresó, curvando sus largos dedos alrededor de cuatro vasos estándar y dos vasos de chupito. —Mi whisky amargo, tu whisky en las rocas y un pezón de mantequilla para cada una.
—¿Qué pasa con las bebidas dulces esta noche, Ray? —le dije, arrugando la nariz.
Zayn tomó uno de los vasos de chupito y lo tocó con sus labios, echando la cabeza hacia atrás. Golpeó sobre la mesa y me guiñó un ojo. —No te preocupes, nena. Yo me encargaré de eso. —Se puso de pie y se alejó.
No me di cuenta de que mi boca estaba abierta hasta que mis ojos se encontraron con los de Reagan y la cerré de golpe.
—¿Acaba de beberse tu trago? ¿Eso realmente ocurrió?
—¿Quién hace eso? —dije, volteando a ver a dónde iba. Él ya había desaparecido entre la multitud.
—Un chico Malik.
Di un trago a mi whisky doble y tomé otra calada de mi cigarrillo. Todo el mundo sabía que Zayn Malik era una mala noticia, pero eso no parecía impedir que las mujeres trataran de domarlo. Observándolo desde la escuela primaria, me prometí que nunca sería una muesca más en su cinturón, si los rumores eran ciertos y él tenía tantas muescas, pero no tenía intención de averiguarlo.
—¿Vas a dejar que se salga con la suya? —preguntó Reagan.
Apagué el humo desde el lado de mi boca, molesta. No me encontraba con estado de ánimo para divertirme, o para hacer frente a coqueteos desagradables, o quejarme porque Zayn Malik se había bebido una bebida dulce que yo no quería. Pero antes de que pudiera responderle a mi amiga, quería terminar el whiskey que me estaba tomando.
—Oh, no.
—¿Qué? —dijo Reagan, moviendo de un tirón en su silla. Inmediatamente se enderezó en la silla, encogiéndose.
Mis hermanos y nuestro primo Colin caminaban hacia nuestra mesa.
Colin, el mayor y el único que tiene un ID legítimo, fue el primero en hablar. —¿Qué demonios, _____________? Pensé que estabas fuera de la ciudad esta noche.
—Mis planes cambiaron —le espeté.
Chase habló en segundo lugar, como yo esperaba que lo hiciera. Era el mayor de mis hermanos, y le gustaba fingir que era mayor que yo, también. —¿Por qué estás tan cabreada? ¿Te sientes regañada o algo así?
—¿En serio? —dijo Reagan, bajando la barbilla y alzando las cejas—. Estamos en público. Madura.
—¿Así que te canceló? —preguntó Clark. A diferencia de los otros, Clark parecía verdaderamente preocupado.
Antes de que pudiera responder, el más joven de los tres habló. —Espera, ¿ese pedazo de mier** sin valor te canceló? —dijo Coby. Los chicos estaban todos a tan sólo once meses de diferencia, por lo que Coby tenía tan sólo dieciocho años. Mis compañeros de trabajo sabían que mis hermanos mostraban identificaciones falsas y pensaban que me hacían un favor al hacerse la vista gorda, pero la mayoría de las veces me hubiera gustado que no lo hicieran. Coby en particular, todavía se comportaba como un niño de doce años de edad, no muy seguro de qué hacer con su testosterona. Se inclinaba por detrás de los otros, dejando que ellos lo detuvieran de una pelea que no existía.
—¿Qué estás haciendo, Coby? —le pregunté—. ¡Ni siquiera está aquí!
—Tienes razón, no lo está —dijo Coby. Se relajó, crujiendo su cuello—. Cancelarle a mi hermanita. Le romperé la Oops! cara. —Pensé en Coby y T.J. entrando en una pelea, e hizo que mi corazón se acelerara. T.J. era intimidante cuando era más joven, y letal como un adulto. Nadie jodía con él, y Coby lo sabía.
Un ruido de disgusto salió de mi garganta, y rodé mis ojos. —Sólo… encuentren otra mesa.
Los cuatro muchachos empujaron sillas alrededor de Reagan y yo. Colin tenía el pelo de color marrón claro, pero mis hermanos eran todos los pelirrojos. Colin y Chase tenían ojos azules. Clark y Coby los tenían verdes. Algunos hombres pelirrojos no tienen el mejor aspecto, pero mis hermanos eran altos, cincelados, y protectores. Clark era el único con pecas, y aun así de alguna manera se veían bien en él. Yo era la paria, la única con el pelo castaño claro y ojos grandes, redondos, azul claro. Más de una vez los chicos trataron de convencerme de que había sido adoptada. Si yo no fuese la versión femenina de mi padre, me lo habría creído.
Toqué la frente con la mesa y gemí. —No puedo creerlo, pero el día de hoy ha empeorado.
—Oh, vamos, _______________. Sabes que nos amas —dijo Clark, empujándome con el hombro. Cuando no respondí, se inclinó para susurrarme al oído—: ¿Estás segura de que te encuentras bien?
Mantuve la cabeza abajo, pero asentí con la cabeza. Clark me dio unas palmaditas en la espalda un par de veces, y luego la mesa quedó en silencio.
Levanté la cabeza. Todo el mundo miraba detrás de mí, así que me di la vuelta. Zayn Malik se encontraba allí de pie, sosteniendo dos vasos de chupito y otro vaso de algo que parecía decididamente menos dulce.
—Esta se fiesta se volvió más concurrida —dijo Zayn con una sonrisa sorprendida pero encantadora.
Chase entrecerró los ojos a Zayn. — ¿Ese es él? —preguntó, asintiendo.
—¿Qué? —preguntó Zayn.
La rodilla de Coby comenzó a rebotar, y se inclinó hacia delante en su silla.
—Ese es él. El pto le canceló y luego se presenta aquí.
—Espera. Coby, no —dije, levantando las manos.
Coby se puso de pie. — ¿Estás jugando con nuestra hermana?
— ¿Hermana? —dijo Trenton, sus ojos rebotando entre mí y los jengibres volátiles que se sentaban a cada lado de mí.
—Oh, Dios —dije, cerrando los ojos—. Colin, dile a Coby que pare. No es él.
— ¿Quién no soy yo? —dijo Zayn —. ¿Tenemos un problema aquí?
Travis apareció al lado de su hermano. Llevaba la misma expresión divertida que Zayn, tanto como los intermitentes hoyuelos juguetones del lado izquierdo. Podrían haber sido el segundo par de gemelos de la madre. Sólo las diferencias sutiles los distinguían entre ellos, como el hecho de que Travis era dos o tal vez un centímetro más alto que Zayn.
Travis cruzó los brazos sobre el pecho, haciendo notar su ya considerable abultamiento de bíceps. La única cosa que me mantuvo de explotar en la silla era que sus hombros estaban relajados. No estaba preparado para luchar. Aún.
—Buenas noches —dijo Travis.
Los Malik podían sentir los problemas. Al menos eso parecía, porque cada vez que había una pelea, la iniciaban o terminaban. Por lo general, ambos.
—Coby, siéntate —ordené a través de los dientes.
—No, no estoy sentado. Este imbe** insultó a mi hermana, no estoy jodidamente sentándome.
Reagan se inclinó hacia Chase. —Ese es Zayn y Travis Malik.
— ¿Malik? —preguntó Clark.
—Sí. ¿Aún tienes algo que decir? —dijo Travis.
Coby movió la cabeza lentamente y sonrió. —Puedo hablar toda la noche, hijo de…
Me puse de pie. — ¡Coby! ¡Sienta tu cu.lo ahora! —le dije, señalando su silla. Lo hizo—. Dije que no era él, ¡y lo decía en serio! ¡Ahora, todo el mundo cálmese de una pta vez! He tenido un mal día, y estoy aquí para beber, relajarme, ¡y pasar un buen maldito rato! Ahora bien, si eso es un problema para ti, ¡vete a la mie** de mi mesa! —Cerré los ojos y grité la última parte, pareciendo completamente loca. La gente alrededor de nosotros nos miraba.
Respirando con dificultad, eché un vistazo a Zayn, quien me entregó una copa.
Una esquina de su boca se elevó. —Creo que me voy a quedar.